La ventana de oportunidad
La ventana de oportunidad es una de las más recientes adquisiciones de nuestro museo. Se exhibe cerca de la ventana indiscreta.La palabra “ventana” sustituyó en castellano al latin “fenestra”, lo que no ha ocurrido en catalán, francés, gallego, italiano o valenciano. De hecho, incluso en lenguas no latinas, “fenestra” ha tenido buena suerte, puesto que en alemán, “ventana” se dice “fenster”. En el esperanto, lengua artificial, se ha escogido “fenestro” para referirse a la ventana. En castellano, quedan rastros de la antigua palabra latina cuando hablamos de "defenestrar" a alguien, es decir, figuradamente, de echarlo por la ventana.El castellano y el inglés escaparon al influjo de "fenestra" y llegaron por caminos separados al mismo feliz resultado de una palabra rica en connotaciones: ventana alude al viento del mismo modo que “window” alude a “wind”. Esa conexión entre los dos idiomas es importante porque se ha reforzado con la aceptación castellana del anglicismo “ventana de oportunidad”, que se deriva del uso de “window” como espacio temporal, que existe en el inglés.Pocos elementos de la vida diaria son menos prosaicos que una ventana. La habitación más pobre se enriquece con una y el espacio más lujoso se vuelve cárcel si no tiene ventanas. La ventana es un símbolo de transparencia y acceso del mismo modo que un muro simboliza seguridad o encierro. Será por eso que la idea de abrir o cerrar una ventana evoca mucho más que un mero acto físico y ha ascendido en el inglés a la noción del paso del tiempo que abre o cierra el acceso a ciertos objetivos.Dado que en el inglés se puede usar la palabra ventana como lapso de tiempo, se sigue que pueda hablarse de una “ventana” para lograr algo. En castellano, simplemente se ha traducido “window of opportunity” como "ventana de oportunidad" y se ha empezado a usar con entusiasmo. Sospecho que el uso empezó en el ambiente de los negocios, más cercano al inglés, pero se ha extendido muy rápidamente a otros campos.En una publicación chilena de negocios, encuentro el siguiente pasaje, del Sr. Michael Grasty:También está claro que, en este momento, Chile tiene que aprovechar esta ventana de oportunidad -en la que somos uno de los pocos países que ha logrado un estatus comercial especial con Estados Unidos- y pavimentar el camino hacia el desarrollo de largo plazo futuro de Chile. El párrafo es particularmente proclive a la metáfora puesto que al Sr. Grasty no le basta con la "ventana de oportunidad" para darle fuerza a su idea, sino que decide además pavimentar –suponemos que con buenas intenciones- el camino chileno hacia el desarrollo de largo plazo. Un aspecto interesante del texto es que el autor ha cosificado completamente la metafora: no dice “...ventana de oportunidad durante la cual”, que dejaría claro que está hablando de un período de tiempo, sino “en la cual”, con lo que parece delatar su convicción de estar tratando con un objeto físico.El analista colombiano Javier Moncayo escribe sobre la esperanza de una paz negociada que ponga fin al prolongado conflicto sufrido por su país, en los siguientes términos:Se ha vuelto a hablar de acuerdo humanitario, de posibilidades de negociación, e incluso ha vuelto a ponerse sobre la mesa la posibilidad de entender la guerra como un conflicto armado, abriendo la posibilidad de discutir sus causas y proponer soluciones. Pareciera que las iniciativas de paz vuelven a tener una ventana de oportunidad en Colombia.Yo hubiera preferido “Pareciera que se vuelve a abrir una ventana de oportunidad”, a mi juicio más fiel al sentido de la metáfora que “tener” una ventana. Pero qué más da: la paz en Colombia merece una oportunidad bajo cualquier forma de enunciación.La oportunidad -también llamada Fortuna u Ocasión- se representaba en el lenguaje alegórico medieval con la imagen de una mujer con abundante cabellera por delante, pero absolutamente calva por detrás, para ilustrar la necesidad de aprehenderla pronto, sin vacilación, del mismo modo que en batalla se tomaba de los cabellos al enemigo. Confieso que prefiero asociar la oportunidad a una ventana que a una mujer calva.Volviendo a nuestro objeto, en inglés, la idea de "window of opportunity" refuerza felizmente el contenido metafórico original de la palabra "window". Esta, en su origen nórdico, era “vindauga”, es decir “el ojo del viento”. Supongo que un hablante de alemán que escuchase “vindauga” pensaría muy naturalmente en “Wind Augen” que -sorpresa- no es otra cosa que "el ojo del viento".Las antiguas metáforas nórdicas de este tipo se conocen como kenningar y fueron una permanente fuente de atracción para Borges, quien reseña algunas como “el prado de la gaviota” (el mar) o “la danza de los escudos” (la batalla) o “el sol de las casas" (el fuego). Una kenning puede acumularse sobre otra, por ejemplo: “el río de la danza de los escudos” sería la sangre. “Ventana de oportunidad”, entonces, es “el ojo del viento de la oportunidad”: una metáfora nueva construída sobre los cimientos de una metáfora vieja y olvidada, una curiosamente moderna kenning que debemos al oportunismo del lenguaje.De modo que ya sabe: aproveche sus oportunidades, no las tire por la ventana; no están los tiempos para defenestrar a la fortuna.