La tormenta en un vaso de agua
Armar una tormenta en un vaso de agua es fácil: junte vaso, agua, cucharita y bata a velocidades superiores a los 200 kilómetros por hora. Un poco de azúcar no estaría mal. Por lo menos, así conseguimos la que exhibimos en el Museo de los Objetos Fantásticos: pura tecnología nacional.
¿Cómo? ¿Que no puede? ¡Qué curioso! A juzgar por las noticias, hacer tormentas en un vaso de agua es la cosa más común y silvestre del mundo; un arte bien desarrollado en los más diversos países y lenguas.
Véase, por ejemplo, a Ignacio Walker, líder de la oposición chilena, hace algunas semanas, explicando que el no asistir a una reunión convocada por el presidente Piñera no era ninguna catástrofe: “Estaremos siempre disponibles para continuar por la vía del diálogo… no vamos a hacer una tormenta en un vaso de agua”.
Igualmente, en Alemania, la canciller Angela Merkel reaccionó con tranquilidad a fuertes críticas del ex líder Helmut Kohl. De acuerdo al periódico Maerkische Allgemeine “el asunto no pasa de ser una tormenta en un vaso de agua, y Merkel ha demostrado tener los nervios en orden.” Si el periódico hubiera dicho que la Sra. Merkel tenía “nervios de acero”, tendríamos que ver la forma de incluirlos en el Museo.
Por cierto, los alemanes, como nosotros, hacen sus tormentas en vasos de agua (Sturm im Wasserglas), y los franceses también (tempête dans un verre d’eau). Los ingleses, en cambio, y como para fortalecer el estereotipo, las hacen en tazas de té: así, poco antes de perder el poder, el ex Primer Ministro británico Gordon Brown decía –para tranquilizar los ánimos- que las resistencias hacia su liderazgo eran “poco más que una tormenta en una taza de té” (storm in a teacup) y que no les prestaba atención, porque estaba ocupado con “las verdaderas tormentas”.
Intriga a los curadores de nuestro museo saber que los ingleses hablan también de una “tormenta en una tetera” (storm in a teapot”). ¡No se puede negar la afición británica por el té, sin duda!
Queda claro, en todo caso, que lo importante no es el recipiente, sino el contenido: un fenómeno climático bonsai al que algunos prestan más importancia de la que merece. De hecho, en nuestro museo, es curioso constatar que las personas más nerviosas se agitan y desesperan al pasar por el cuartito donde tenemos nuestra tormenta. En cambio, los visitantes más serenos no se detienen más allá de un instante, se encogen de hombros y dicen “¡Bah, no sé por qué hacen tanta alharaca! ¡Es sólo una tormenta en un vaso de agua!”
(Publicado en Soho Peru - Octubre 2011)
Fuentes:
“The Guardian”, 7 de enero de 2010. “El Mercurio”, 27 de Julio de 2011. “Maerkische Allgemeine Zeitung”, 26 de agosto de 2011.
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