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El manto de silencio

Publicado: 2011-12-18

¿Qué textura tendrá el silencio? ¿Tendrá hebras de plata, vendrá bordado, dejará alguna puntada sin hilo? Para saberlo, no hay más que examinar el manto de silencio, que se exhibe en el Museo de los Objetos Fantásticos. Pero, ¡cuidado! Este es uno de los objetos más misteriosos –o siniestros- del museo.

En ciertas circunstancias tender un manto de silencio es un acto piadoso, para ocultar algo que causaría vergüenza y sufrimiento. Así, en “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco, el narrador promete dar fiel testimonio de los acontecimientos que ocurrieron en una abadía supuestamente endemoniada, pero indica que “conviene cubrir con un piadoso manto de silencio” el nombre del lugar. Es bueno saber que el manto en cuestión fue tendido realmente por el traductor español, porque el original en italiano no presenta nuestro objeto fantástico por ninguna parte. (Habrá que cubrir el nombre de nuestro traductor, ya saben ustedes con qué).

También parece conveniente que quienes tienen la responsabilidad de legislar, hagan las leyes imparcialmente, sin fijarse en quién saldrá beneficiado por esas medidas. A esta forma de discutir con equidad, negándose a hacer leyes con nombre propio, el filósofo estadunidense John Rawls, la llama “el velo de ignorancia”. Ese velo es sin duda un textil de la misma fábrica que nuestro manto.

Hay circunstancias, sin embargo, en las que el silencio (o la ignorancia) oculta algo que debe conocerse, aunque duela. El historiador Antony Beevor, hace algunos años, en un artículo de opinión en “El País” indicaba que silencio español sobre los horrores de su guerra civil genera aún hoy, odios y desconfianzas. Por lo tanto, dice Beevor, “España debe levantar el manto de silencio” y romper con la impunidad.

Es especialmente dañino que sea la prensa quien tienda el manto de silencio. Hace poco, en Brasil, un país que como España examina un pasado doloroso, un importante político deploraba que los medios confinen al olvido a líderes históricos de la izquierda de ese país. En su denuncia, el político revelaba algo importante: “ese manto de silencio no es gratuito”. Eso sí, no decía cuál era el precio.

El manto de silencio de nuestro museo, por si hay alguna duda, es donado y se presenta aquí con fines puramente educativos, sin la menor intención de censurar, ocultar o acallar nada.

(Publicado en Soho Perú - Noviembre de 2011)

Fuente de la imagen.


Escrito por

Eduardo Gonzalez

Descendiente del gitano Melquíades. Vendo imanes. Opino por mi y a veces por mi gato.


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El museo de los objetos fantasticos

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