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El granito de arena

Publicado: 2012-05-30

Se dicen cosas inexactas acerca de este objeto. Debemos lidiar con una de las más malévolas: se ha insinuado que teníamos en el museo un castillo de arena, pero que vino un olón y quedamos reducidos a exponer un modesto granito. Esa versión es falsa: el Museo de los Objetos Fantásticos tiene más de un castillo de arena en su sección arquitectónica, junto al castillo de naipes y a los castillos en el aire.

El granito de arena es uno de los objetos fantásticos más socorridos. Cada cristiano parece tener uno en el bolsillo, listo para ser aportado (jamás donado o entregado) a cualquier cosa: una teletón, una fiesta, el rendimiento de una empresa, un gobierno, o un equipo deportivo.

La idea de aportar tan sólo un patético granito de arena, puede sonar a gesto avariento y actitud roñosa. ¿Por qué un granito y no un ladrillo, una viga? Puestos a contribuir, por lo menos una bolsa de arena, en vez de un granito. En realidad, fuera de la lengua castellana, la idea del granito de arena sugiere un esfuerzo mínimo e insuficiente, como indica la reciente reacción de una víctima de abuso infantil ante las disculpas ofrecidas por la Iglesia Católica: “Se trata sólo de un grano de arena en el desierto.”

Pero el granito de arena sugiere en realidad, la posibilidad de la incesante agregación de pequeños, modestísimos esfuerzos, para lograr un resultado: las tormentas de arena que –poco a poco- modelan las rocas del desierto; la fastidiosa piedrecilla en el zapato que obliga a detener la marcha del más pintado; la insobornable arena de los relojes, el grano de arena que la ostra rodea de nácar hasta formar una perla.

La asociación del granito de arena con la laboriosa modestia es evidente la primera vez que un futbolista es entrevistado por la prensa deportiva, al integrarse a un nuevo equipo. Infaliblemente, el jugador debe aclarar que no llega con pretensiones de estrella, sino que, modestamente, aporta tan sólo un granito de arena. Tal declaración es una forma de bajar las expectativas de los fanáticos, pues éstos deben pensar que –por lo que les pagan- los nuevos jugadores deberían llegar con una camionada de arena, en vez de un insignificante granito.

Llevar un granito de arena a la obra común sugiere otra idea importante: la de que cada colaborador es igual al otro, puesto que todos aportan lo mismo, en una tarea larga y multitudinaria. Es curioso por ello cuando alguien usa la frase para implicar algo así como que su granito es indispensable o más grande que los otros. Esta es la impresión que da una reciente frase del Presidente venezolano Hugo Chávez quien -aquejado por una enfermedad- declara: “tengo que cuidar este cuerpo para poder seguir viviendo y luchando, y aportando el grano de arena que me toca, por un tiempo que no se intuye corto.” Francamente, algunos necesitan un olón por sobrados.

Fuentes: El Espectador, Colombia. Agencia de noticias Russia Today, Rusia.

Publicado en la revista SoHo Perú. Enero de 2012

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Escrito por

Eduardo Gonzalez

Descendiente del gitano Melquíades. Vendo imanes. Opino por mi y a veces por mi gato.


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El museo de los objetos fantasticos

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